“Cuando ingresé a la primer fábrica de cerámica eran 110 hombres, y yo fui la primera mujer que ingresé”, nos cuenta Teresa Durán, maestra artesana alfarera, en específico, de cerámica de alta temperatura. Una mujer talentosa y decidida que ha encontrado su más grande pasión en la artesanía.
A lo largo de su trayectoria, Tere ha obtenido múltiples reconocimientos y logros, incluyendo la gestión de su propio taller de cerámica, que dio inicio en el año 1971.
Desde muy niña, a ella le llamaba la atención ver cómo con el barro se podían realizar un sin fin de cosas “no había límite”. Comenzó en una pequeña fábrica de cerámica y una vez ahí, decidió investigar la parte del proceso químico. “Se me hizo tan interesante que decidí que a eso me iba a dedicar toda la vida”, comenta Tere.
Gracias a Jorge Wilmont, uno de los artesanos más reconocidos de México, quien la invitó a colaborar con él, fue becada para estudiar cerámica en EUA y posteriormente en Italia.